El Festival Carabolas, celebró su tercera edición del 25 al 27 de agosto de 2017 en la localidad turolense de Bronchales, en plena Sierra de Albarracín. Pudimos acercarnos a pasar el día y encontrarnos con amigos después de un verano de giras y viajes.
Una programación para todos los públicos, dónde el cabeza de cartel fue Pepe Viyuela, quien abrió el festival la noche del viernes con su espectáculo ‘Encerrona’, y recibió el Premio Carabolas de esta edición. Recordar que en la primera edición lo recibieron los Titiriteros de Binéfar y en la segunda la Casa del Juguete en Albarracín.
Títeres, humor y un repaso a diferentes artes por una localidad que ya organiza el festival por tercer año. Una cita cultural que atrae una media de 3000 visitantes cuya procedencia mayoritaria es de Aragón, la Comunidad Valenciana y Madrid.
En la programación de esta edición hubo compañías locales, nacionales e internacionales (Rumanía e Italia) dónde los más jóvenes de la comarca aportaron su granito de arena, presentando cada espectáculo con un discurso preparado por ellos mismos.
Al llegar, Callejeatro con «La Familia Cataplín» despertaba y jugaba con los más pequeños. El pasacalles nos llevó a la calle Baja dónde nos esperaban Los Hermanos Infoncundibles, con «Qué raro… ¿verdad?», espectáculo que recibió el premio del público en el IX Festival Internacional MalabaHaría.
La meteorología hizo trasladar al pabellón dos actuaciones de la tarde, pero la organización y los asistentes colaboraron rápidamente para que fuese todo muy fácil, facilitar la visión a los más pequeños y comenzar en el horario establecido.
Un descubrimiento para mi fue Jordi Bertrán, un titiritero entrañable y con una magia en escena cuidada con el máximo mimo y detalle. Un artista reconocido y de larga trayectoria que difunde el arte del títere también al público adulto. Ola Muchin me sorprendió seduciéndome con su mago Oswald y posteriormente sacándome al escenario. No voy a comentar más… mi vergüenza se quedó con la cámara de fotos entre el público.
No sólo la variada programación hace que valga la pena acercarse a disfrutar el festival. El ambiente de Bronchales y la energía de sus gentes en sus calles hace que una vez conocido el evento, cualquiera quiera volver al año que viene.
Como he dicho anteriormente, sólo estuve unas horas, por lo que no aparecen todos los artistas de esta edición, pero aquí, lo que sí que vieron mis ojos.
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